Jorge Aguirre Charvet

Existen males conductuales que definitivamente no tienen curación. Uno de esos es la estupidez de la burocracia cuando se ve enfrentada a un interrogatorio periodístico. ¿Es que acaso, antes de presentarse ante los periodistas, no se someten a un entrenamiento con sus subalternos, a fin de estar preparados y desenvolverse con cierto decoro?

He revisado la versión periodística de este viernes, sobre las declaraciones de varios Ministros de Estado y he rescatado las siguientes “perlas”.

El ministro de Defensa, Wellington Sandoval, admite que la Inteligencia Militar investigaba a Franklin Aisalla, pero que solamente lo hizo entre 2003 y 2005, por presunta vinculación con la guerrilla colombiana y que luego pasó el caso a la Inteligencia Policial para que ambas instituciones no se entorpezcan

Increíble. Un asunto tan importante fue olvidado por los militares y fue encargado a los policías y, algo peor aún, los militares no saben al momento qué nuevas averiguaciones o descubrimientos se habían producido en el seguimiento al señor Aisalla. ¿Es que militares y policías no coordinan permanente su accionar?

Sandoval dijo que en “este momento se está haciendo la investigación completa, pero ciertamente se le investigaba al señor Aisalla por supuestas vinculaciones con las FARC (y) se determinó que tuvo contactos con la señora (Nubia) Calderón (y) eso fue lo más relevante que la investigación arrojó”.

Es decir que durante el seguimiento militar a Aisalla solo se comprobaron los contactos que mantuvo con Nubia Calderón, una integrante de los cuadros superiores de la guerrilla y que, seguramente, el gobierno de Colombia mencionó en varias ocasiones en sus informes al gobierno de Ecuador sobre el accionar de los ilegales en nuestro país.

El ministro Sandoval dice que “lo más relevante que la investigación arrojó” fueron los contactos entre Aisalla y Calderón. Pero si el primero iba y venia de la frontera con visitantes del campamento guerrillero e, incluso, habría montado en la misma zona un laboratorio para el procesamiento de droga.

Y si los militares monitoreaban a Aisalla, ¿hacían lo propio con Calderón? ¿Es que acaso no estaban enterados del rol que jugó la pareja en los movimientos en Ecuador de Simón Trinidad, el otro alto jefe guerrillero, que fue detenido en Quito, enviado a Colombia y luego extraditado a Estados Unidos?

Se entiende entonces, si los militares ecuatorianos solo investigaban la relación sentimental entre Aisalla y Calderón, que hayan entregado la persecución a la policía. Por lo visto, el individuo para los militares ecuatorianos no tenía trascendencia, en tanto sus colegas colombianos estaban preocupados por su intenso accionar.

Para el ministro Sandoval, el escándalo colombiano sobre Aisalla solo es maniqueísmo y una maniobra mediática para distraer la atención. ¡Que estupidez la del funcionario! Aisalla era una ficha importantísima para la guerrilla, era la conexión con su mundo exterior, su abastecedor, su transportador, el que llevaba distracción.

Desde que saltó a la luz pública el nombre del señor Aisalla hace más de una semana, ¿qué han hecho las instituciones de Ecuador para rastrearlo, para investigar su entorno, para interrogar a sus vecinos y parientes? Por lo visto nada, solo mantener silencio hasta que el asunto les reventó en la cara para vergüenza mundial.

Y otra perla. Según Sandoval, de la investigación sobre Aisalla no estaba enterado el Presidente Rafael Correa. ¿Es cierto o una añazaga? ¿Correa no sabia que la guerrilla tenia un contacto en Quito? Increíble. ¿De qué otras cosas más no estará enterado Correa? ¿Tampoco sabrá, acaso, de reuniones con Reyes y entrega de aportes?

Y otras perlas, de otros funcionarios ecuatorianos: según el vicecanciller, José Valencia, el tema de los problemas con Colombia, el campamento guerrillero en Sucumbíos y el caso del señor Aisalla, constituyen una “emergencia nacional” y citó la versión periodística divulgada este viernes. La emergencia, creo yo, es tener esos funcionarios.

Según el ministro de Gobierno, Fernando Bustamante, Ecuador “no se involucrará en una lucha fratricida de la que no somos parte”. ¿Qué pasa, es que no ve que estamos totalmente involucrados? Bustamante, más bien, debe decir si él esta involucrado con la Central de Inteligencia de Estados Unidos, CIA, como dice la computadora de Reyes.

Por fin, el inefable ministro de Seguridad Interna y Externa, Gustavo Larrea, dijo que Ecuador no reanudará relaciones con Colombia “hasta que no acaben los ataques mediáticos”. Por qué mejor no pedir directamente a Colombia que no muestre todo lo que está encontrando en la computadora de Reyes y en otras fuentes.

Agrega Larrea: "mientras Colombia siga atacando al Ecuador, el Ecuador no reanudará relaciones". Por lo que he visto Colombia no ha atacado a Ecuador. Ha dicho solo que el ministro Larrea se reunió con Reyes, que la guerrilla aprobó un aporte de 100.000 dólares para Correa y que los guerrilleros siguen atacando a Colombia desde nuestro país.

Están confundidos. Los que están siendo atacados son ellos, los funcionarios del gobierno de Ecuador, que llegaron al poder en enero de 2007 y que, lógicamente, son transitorios. Si se comprueba que son inmorales se los echará a patadas, como se lo hizo con un ministro de Gobierno por recibir un soborno de un millón de sucres.

Quiéralo o no, Ecuador está involucrado en la virtual guerra civil que vive Colombia y no solamente ello. Ecuador está involucrado en la geopolítica internacional en la que existen, por ejemplo, afanes guerreristas nucleares de Irán y proyectos para atacar subrepticiamente a algunas naciones desarrolladas contaminándolas con drogas.

Si Ecuador no quiere involucrarse en el conflicto colombiano, debe blindar su frontera con ese país, cerrarla por completo, para impedir que nuestro territorio siga siendo, como es ahora, centro de descanso y curación de la narcoguerrilla terrorista y foco de aprovisionamiento de armas, uniformes, alimentos y otras vituallas.

Es infantil decir “este conflicto no es nuestro, no tenemos porqué derramar nuestra sangre, no tenemos porqué desperdiciar nuestros recursos en un conflicto que no es nuestro“, cuando todo el mundo sabe que el gobierno ecuatoriano conversó con los ilegales que, además, habrían “aportado” con 100.000 dólares para llevarlo al poder.

Estamos involucrados cuando esos guerrilleros extranjeros siguen disparando desde nuestro territorio contra fuerzas colombianas de seguridad. Insisto: solo cerrando absolutamente la frontera con Colombia, construyendo un muro en toda su extensión, lo cual es imposible, no nos contaminará el virus nefasto de la guerrilla.

Para peor, existen informaciones según las cuales la guerrilla colombiana tendría en nuestro territorio un bien organizado equipo de apoyo y respaldo. El miércoles la colombiana RCN Radio difundió extractos de esas informaciones que habrían sido entregadas por Bogotá a la Organización de Estados Americanos.

Con toda le vergüenza del caso, Ecuador admitió el jueves que militares y policías sabían desde hace más de un lustro que el ecuatoriano muerto en el campamento de Raúl Reyes el 1 de marzo, era un colaborador de la guerrilla. ¿Era un agente doble, un infiltrado o militares y policías tenían instrucciones de no “molestarle”? Son preguntas que nunca tendrán respuesta.

Sospecho que con conocimiento o no de las altas instancias del gobierno ecuatoriano, la guerrilla colombiana no es hostigada desde Ecuador sino que, cuando cruza la frontera o recibe ayuda de nuestro lado, se mira al lado contrario, no hay controles y si se consigue alguna información de inteligencia sobre lo que ocurre, se la traspapela.

El País de Madrid, entre otras fuentes, ha proporcionado amplia información sobre el trabajo coordinado entre la guerrilla colombiana y las autoridades civiles y militares coruptas de Venezuela, para embarcar grandes volúmenes de droga hacia los mercados de los estados Unidos y Europa.

Y algo más grave: un informe divulgado este viernes en Caracas denunció que “las intenciones iraníes de guerra nuclear se han trasladado a nuestra región”. Patricia Poleo, en el diario El Nuevo País precisó que el aliado de Irán en América Latina es Hugo Chávez, quien tiene como su principal aliado a la guerrilla colombiana.

¿Y el trasfondo?: la explotación en el Estado venezolano de Amazonas de uranio para el programa nuclear de Irán -socio de Ecuador y Venezuela en la OPEP- que tras superar su rencilla tradicional con Irak, ha jurado destruir a Israel y en el intento enfrentar al principal aliado del Estado Judío, los Estados Unidos.

¿Cómo lograrlo?: aislando al Estado Amazonas, cerrándolo a ojos extraños, en un plan que habría comenzado hace cuatro años con el desmantelamiento del Comando regional numero 8 de la Guardia Nacional de Venezuela, con sede en Puerto Ayacucho y cuyo último comandante, el general Alberto Betancourt, está ahora preso en Caracas.

Y una novedad más: hoy se conoció en Caracas una resolución del Instituto de Aviación, (INAC) dirigida a la aeronáutica en general, que advierte que sobrevolar el estado Amazonas sin autorización del jefe militar de Puerto Ayacucho con 24 horas de antelación, puede acarrear el derribo o destrucción de la aeronave.

Resumiendo y en un plano totalmente especulativo, existiría una triangulación infame: Ecuador no hostiga la guerrilla colombiana que secuestra, asesina y embarca droga a través de Venezuela, operando además, en forma encubierta, en el Estado venezolano de Bolívar, para proteger la explotación, también encubierta, del uranio que Irán requiere.

Insisto: todo es una especulación. Pero es que los elementos confluyen y permiten pensar muchas cosas. El jueves Colombia informó sobre el hallazgo del uranio empobrecido que la guerrilla habría estado negociando, según consta en una de las computadoras que se encontraron en el campamento desmantelado en Ecuador.

Ecuador es un país pequeño y pobre en un mundo globalizado. Lo que ocurre en las antípodas nos afecta igual que al resto de planeta. Decir que no estamos involucrados en el conflicto del vecino, insisto, es una niñería motivada, quizás, por la costumbre inveterada de muchos de ser, en su conducta y dichos, más papistas que el Papa.