Jorge Aguirre Charvet

Uno de los problemas que tiene el periodismo moderno es que la noticia de un día entierra a todas las que se dieron en jornadas anteriores, por más importantes y espectaculares. Se vive del escándalo diario y se olvida todo lo que ocurrió ayer o, incluso, horas antes del más reciente acontecimiento.

En Ecuador el presidente Rafael Correa escandalizó al mundo hace un mes al revelar que había frustrado su asesinato, mediante el empleo de un misil que planeaban disparar desde un cerro cerca de la Casa de Gobierno. La ridícula denuncia ha sido olvidada y ningún medio ha vuelto a informar sobre ella.

En mayo Maité Rico de El País de Madrid, escribiendo desde Bogotá, informó que las narcoterroristas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) tienen células clandestinas para su expansión internacional y mantienen una red de apoyo en 17 países de América y Europa. Todo el mundo ha olvidado ese trascendental informe.

Ahora que se está hablando sobre sancionar a los gobiernos de los “Estados canalla” o “avanzadillas del terrorismo” que han colaborado o medrado de las FARC, cabe reiterar lo que informó el periódico en español más importante del planeta, en base a los documentos recuperados de manos de la propia guerrilla.

La información de El País de 11 de mayo

2002 fue un año aciago para las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia: la Unión Europea incluyó a esta veterana guerrilla, acusada de crímenes de lesa humanidad, en su lista de organizaciones terroristas y Álvaro Uribe asumió la presidencia de Colombia con su contundente plan de seguridad democrática.

Acorralado, el grupo armado puso en marcha una "ofensiva diplomática" para abrirse espacios de apoyo en Latinoamérica y contó con un aliado providencial: el presidente venezolano, Hugo Chávez.

La Coordinadora Continental Bolivariana es el eje de la estrategia

A caballo del expansionismo bolivariano, las FARC han diseñado una estrategia que incluye desde grupos legales a células clandestinas, pasando por la creación de nuevas guerrillas.

Así se desprende de los documentos que guardaban los ordenadores de Raúl Reyes, número dos de las FARC, muerto en un ataque de la aviación colombiana, el pasado 1 de marzo, en su campamento en Ecuador. "Pese a su supuesto perfil rural, tienen una capacidad operativa internacional sorprendente", dice el director de la policía colombiana, Óscar Naranjo.

El eje es la Coordinadora Continental Bolivariana (CCB), integrada por movimientos de la izquierda radical. Tiene delegaciones en 17 países, entre ellos Alemania y Suiza. Oficialmente, las FARC forman parte de la organización. De hecho, y a la luz de los documentos, la guerrilla creó la Coordinadora en 2003 y la controla al detalle. Así, en un correo del 7 de febrero de 2007, Iván Márquez, uno de sus máximos dirigentes, perfilaba el lugar y el programa para el segundo congreso de la CCB, celebrado en Quito el pasado 24 de febrero.

Las FARC aprovechan ése y otros foros públicos, como el Encuentro de los Pueblos, para crear núcleos de apoyo y células clandestinas. En México, de donde los representantes de la guerrilla fueron expulsados en 2002, existen hoy cuatro organizaciones abiertas, pero manejadas por dos células secretas financiadas por el Secretariado, máximo órgano del grupo armado.

"Tratan de hacer la guerra de fuera adentro, para debilitar las posiciones del Gobierno colombiano", afirma un analista de inteligencia. Y al parecer no sólo el colombiano. Bajo el curioso epígrafe de "Foros de la Biodiversidad", las FARC y otros grupos de República Dominicana, Nicaragua, Ecuador, Bolivia y Venezuela impulsan la formación de guerrillas en el continente.

"En países con Gobiernos alternativos, estos grupos se constituyen como guerrilla de defensa ante el imperio. En los países donde no hay Gobiernos alternativos, se trata de formar o consolidar movimientos armados para desestabilizar, como el Ejército Popular Revolucionario (EPR) en México", explica el analista.

Los criterios para catalogar a los Gobiernos son muy permeables. En un mensaje del 13 de marzo de 2005, el jefe de las FARC, Pedro Antonio Marín, alias Manuel Marulanda o Tirofijo, se lamentaba de la insolidaridad de quienes al llegar al poder y se olvidan de "otros luchadores revolucionarios". "Coinciden con la tesis de no exportar la revolución" y no tienen "interés político y comercial de armas", decía Tirofijo. Se refiere a esos "socialdemócratas" brasileños, uruguayos o mexicanos que pretenden expulsarlos del Foro de São Paulo, que agrupa a las formaciones de la izquierda latinoamericana.

Y es que "las relaciones oficiales político-diplomáticas" de las FARC, en palabras de Raúl Reyes, se circunscriben a la mayoría de los partidos comunistas y a tres Gobiernos: Venezuela, Nicaragua y Ecuador, que han enviado a emisarios en diferentes oportunidades. En recientes declaraciones, el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, se ha desmarcado de la guerrilla, pero los mensajes interceptados a los dirigentes de las FARC dan cuenta de reuniones con algunos funcionarios, como el ministro del Interior, Gustavo Larrea; el general retirado René Vargas, embajador en Caracas, y un "coronel Brito" al que presentan en 2007 como "emisario del presidente".

El objetivo último de la campaña internacional de las FARC es el cumplimiento de su Plan Estratégico: "Crear", escribe Tirofijo, "un gran Ejército revolucionario con el apoyo de masas para derrocar el sistema capitalista e instalar el socialismo".

Lista de espera para entrenarse

Hay lista de espera para entrenarse con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Toda una pléyade de organizaciones de Latinoamérica han tocado a las puertas de la guerrilla para recibir formación militar.

Un informe de Raúl Reyes al Secretariado, datado el 2 de septiembre de 2003, es ilustrativo. Ese verano les llegó el dirigente indígena boliviano Felipe Quispe, que solicitaba "cursos militares de tres a seis meses para 10 ó 20 compañeros". "También el secretario general del Partido Comunista Boliviano y el jefe de los Sin Miedo piden cursos militares", explica Reyes. No faltaron tampoco delegaciones ecuatorianas, en ese entonces opuestas al presidente Lucio Gutiérrez, que querían "cursos militares" para sacarlo "por la fuerza de la lucha de masas". Dos representantes del salvadoreño Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional, además de pedirles dinero para su campaña, les ofrecen a sus cuadros "formados en Vietnam como combatientes internacionalistas".

No solo los movimientos radicales se han aproximado a las FARC. Acerca del ministro del Interior de Venezuela, Ramón Rodríguez Chacín, los documentos indican: "Se interesó sobre posibilidades de que les transmitamos nuestra experiencia en guerra de guerrillas, la cual ellos llaman guerra asimétrica", explica Iván Márquez, miembro del secretariado, en un mensaje del 14 de noviembre de 2007.

Alguna vez los centros de entrenamiento han llegado a estar saturados. Así ocurrió, por ejemplo, en marzo de 2007, cuando Márquez le escribe a Reyes que no puede recibir a los estudiantes del Partido Comunista Venezolano porque "el cupo de la escuela Efraín Guzmán está completo". Y es que los demandantes más asiduos de formación armada son los grupos afines al chavismo, que acuden regularmente a los campamentos de las FARC en suelo venezolano. A ellos se están uniendo ahora internacionalistas de todo el continente, para formar el llamado Frente Bolivariano de Liberación, la futura guerrilla continental.

El gobierno de los Estados Unidos estaría adelantando una pesquisa para identificar los cuadros administrativos de los gobiernos de Venezuela, Nicaragua y Ecuador que han mantenido relaciones y/o beneficiado con las narcoterroristas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) a fin de proceder a la adopción de represalias.

En este caso, como se lo hizo con el “eje del mal” que lo han conformado -con bajas- Irak, Corea del Norte, Cuba, Irán, Libia, Siria, Cuba, Bielorrusia, Myanmar y Zimbabwe, el fin es asegurar el aislamiento internacional para gobiernos de Estados que apoyando al terrorismo se constituyen en “Estados canallas” o “avanzadillas del terror”.

En términos concretos las represalias van de la mano de sanciones económicas vinculadas con la concesión de créditos y, fundamentalmente, con un bloqueo comercial que en el caso de Ecuador tendría consecuencias catastróficas al ser los Estados Unidos el principal socio para la compra-venta de productos.

Esas acciones, hasta cierto punto unilaterales por parte de los Estados Unidos, podrían ampliarse perfectamente a otras áreas geopolíticas y económicas como la de la Unión Europea que también considera a las FARC un grupo terrorista y estados asiáticos como Corea del Sur, Japón, Taiwán y la misma China.

Thomas A. Shannon, Subsecretario de Estados de los Estados Unidos, dijo el jueves que respecto a Venezuela se ha identificado “a los individuos” que manejan la relación con las FARC, que no constituiría por tanto una política de Estado y que “seguimos de cerca a esas personas… y contemplamos los pasos a tomar contra ellas“.

Lo dicho por el funcionario significaría que Washington ya no apunta contra el gobierno de Hugo Chávez de Venezuela, con el que -ha dicho- aún es posible llegar a arreglos, por ejemplo, en la lucha contra las drogas. Así, las acciones por pactar con las FARC se personalizarían, ya que como siempre la cuerda se rompe por lado mas fino.

Con Ecuador ocurriría algo igual, siempre que Rafael Correa ponga fin a su emperro de mantener rotas las relaciones con Colombia “hasta que allí haya un gobierno digno con el que tratar”, ridícula cantaleta que la usó Chávez en noviembre y de la cual reculó hace una semana con la reunión que mantuvo con su par colombiano Álvaro Uribe.

Tales los riesgos que conlleva la “aventura” de apoyar, abastecer, medrar y solidarizarse con el terror. Está probado que Chávez ha apoyado y apoya a las FARC, Correa ha medrado y pactado con ellas protección y -posiblemente- refugio, Daniel Ortega, el presidente de Nicaragua, les tiene afecto filial y alberga.

Los contactos con las FARC han sido, en el caso de Venezuela, el ministro del Interior y Justicia, Ramón Rodríguez Chacín y el jefe de la inteligencia militar, general Hugo Carvajal, en tanto que con el Ecuador se ha mencionado como intermediarios al ministro Gustavo Larrea y a los exmilitares René Vargas y Jorge Brito.

La prensa venezolana dijo hoy que “es un hecho el restablecimiento de las relaciones entre Ecuador y Colombia (una promesa de Chávez a Uribe) y el anuncio tendrá lugar en los próximos días”. Personalmente espero con ansia ese anuncio para constatar como el “gran insultador” se come sus palabras y recula por orden y disposición de Chávez.

Respecto a Nicaragua la situación tiene otros matices. El paidófilo de Ortega condecoró a Manuel “tirofijo” Marulanda, dio asilo a dos guerrilleras de las FARC, considera “hermanos” a sus integrantes” y estaría por reunirse, junto con Chávez, en Managua, mañana sábado, con Alfonso Cano, el líder actual de ese grupo narcoterrorista.

El gobierno colombiano despojó a Chávez del poder que le otorgó para negociar con las FARC, que nunca lo concedió a Correa, pese a lo cual vocifera sobre una supuesta “acción humanitaria” que habría desplegado. Ayer Bogotá dijo que no ha concedido autorización alguna para que Ortega se reúna con el sucesor de Marulanda.

No esta por demás recordar que el 11 de julio Uribe se reunió a puerta cerrada con Chávez en Venezuela. El lunes Ortega hizo lo propio con Correa en Quito y el martes, en el puerto ecuatoriano de Manta, sede de una base militar estadounidense, deliberaron a puerta cerrada los tres compadres: Chávez, Ortega y Correa.

Algo se está fraguando. Este blog ha aventurado la tesis de que Uribe tiene amenazados a Chávez, Ortega y Correa. Si lo vuelven a injuriar abre la “caja de Pandora” y airea con todos los detalles las relaciones que mantienen con las FARC y otros secretos. Así que, o se ponen modositos y se comportan o sufren las consecuencias.

P.D. Un lector de mi blog en El País http://lacomunidad.elpais.com/jaguirrech escribe:
Chávez sabe que le espera el derrocamiento, se radicalizará y se irá a la selva. Será la versión II venezolana de las FARC. Es donde más a gusto se encuentra en su salsa soliviantando pobrecitos ingenuos. Será líder y caudillo en la clandestinidad. Es lo que le priva. Comento: nada es imposible pero, entonces, todos lo enfrentaremos