Jorge Aguirre Charvet

El canal colombiano RCN aplicó todos los medios posibles para conseguir su fin primordial: informar la verdad. ¿Cabe por ello censura alguna?

El avispero que se ha levantado por la forma como se desarrolló en Colombia la “operación jaque”, lleva a un interrogante: ¿cuando está en juego la supervivencia de una nación y sus instituciones, así como el bienestar de sus ciudadanos, es de justicia aplicar el silogismo maquiavélico según el cual “el fin justifica los medios”?

Y una cuestión derivada de la primera: ¿si el gobierno colombiano usó procedimientos ilegales al liberar sanos y salvos a un grupo de rehenes en manos de criminales que amenazaban con matarlos, cabe desmerecer lo ocurrido y debe ser llevado a la picota para escarnio del mundo civilizado que reclamaba precisamente esa liberación?

En realidad un verdadero intríngulis del cual se están aprovechando todos aquellos que fungen de “revolucionarios” o que, por tener “rabo de paja” por su relación con las narcoterroristas que resultaron burlados en la “operación jaque”, le están cayendo a palos al gobierno del presidente Álvaro Uribe.

Lo que queda claro es que Uribe, aunque aprobó la operación contra la guerrilla, nunca estuvo enterado de sus detalles y, más bien, fue uno de los engañados. Como siempre la “cuerda se rompe por lo mas delgado” y la víctima, probablemente, será el ministro de Defensa, Juan Manual Santos, por ser directamente responsable de la acción militar.

Lo único cierto es que 15 personas están libres. Posiblemente ello habría fracasado y tendríamos 15 cadáveres o más, si los guerrilleros no caían en la trampa, precisamente, por el cúmulo de señales que les mostraba que los rehenes no estaban siendo liberados sino “trasladados” de lugar a otro por una agrupación humanitaria.

Lo que se cuestiona es que los militares que protagonizaron la “operación jaque” usaron la simbología de la Cruz Roja Internacional, del canal Telesur que Venezuela y otros gobiernos auspician y de la televisora privada Ecuavisa de Ecuador, al menos hasta lo que aquí se sabe. Es posible que nuevos elementos aparezcan a breve plazo.

Lo que nadie parece darse cuenta es que algunos de los rescatadores usaron prendas rojas o “rojitas” como dicen los venezolanos, que identifican a los seguidores del folklórico presidente Hugo Chávez Frías y que, en su momento, fue el color de la enseña de experimentos revolucionarios ya fracasados, sepultados y olvidados.

En la década de 1980 un abusivo gobierno de derecha aplico en Ecuador la política de “tierra arrasada” al enfrentar a un grupo terrorista armado. Mediante diferentes recursos las autoridades liquidaron físicamente a la cúpula de la hidra que, descabezada, dejó de ser un peligro, aunque quedaron algunos cadáveres de inocentes.

Igual que en Ecuador cuando se utilizaron todos los medios para conseguir un fin absolutamente válido, la desaparición total de la guerrilla terrorista, estaría procediendo Colombia: aplicar todos los recursos necesarios para que terminen 40 años o más de violencia que han dejado miles de muertos e incalculables pérdidas.