Jorge Aguirre Charvet

Sufro y "sudo" de la vergüenza cada vez que un colega, eufórico y esponjado, proclama a voz en cuello que su "amigo" es tal o cual funcionario transitorio, tal o cual militar, banquero, industrial o comerciante.
Decirlo es reconocer públicamente un acto inmoral y, como tal, corrupto. Los periodistas no tenemos "amigos" como consecuencia de la profesión que desarrollamos. Tenemos "fuentes" que nos proporcionan informaciones y nada más.
La amistad ata, compromete. El periodista corre el riesgo de que el "amigo" considere o de por hecho que "hoy te doy una noticia y mañana te callas aquello que no me conviene que se publique". Y eso ocurre o el tal "amigo" no pierde oportunidad para que el periodista le de espacio en prensa, radio o televisión para satisfacer su desbocado afán de popularidad y, eso, también es corrupción.
El periodista que trabaja en medios no debe mantener compromiso alguno, de carácter extraprofesional, con las personas o instituciones, sobre las cuales trabaja en la recolección de informaciones. Eso es ético
Y aquellos colegas que no están en el día a día de la profesión, con el último grupo con la cual deben mantener "amistad", es con aquella pléyade de funcionarios, políticos o militares que transitoriamente están al frente de la cosa pública.
Y, ¿saben por qué? Porque aquellos que se dicen sus "amigos" lo único que esperan es aprovecharse de la amistad que falsamente dicen profesar por los periodistas. En pocas palabras, lo que quieren es usarnos y algunos de nosotros esponjados con el estribillo de que "él es mi amigo", caemos en la trampa.
Aquellos que lo menos que son es "amigos", nos tienen como tales en la medida en que puedan servirse de la poca o ninguna influencia que tengamos para ayudarles a conseguir sus fines.
Amigos del periodista son aquellos con los cuales está en la faena diaria o los que estudiaron la profesión con él y, sus peores "amigos", son aquellos periodistas que de un día a otro se convierten en funcionarios o empresarios. Es risible como esos esponjosos colegas, lo primero que hacen es afectar al gremio cumpliéndose el adagio de que "quién es tu peor enemigo, el que trabaja contigo" y ahora, 13 de diciembre de 2005, tengo en la punta de la lengua un ejemplo de alguien que por periodista llegó al Congreso y lo primero que hizo fue propiciar una reforma legal para afectar el libre ejercicio del periodismo. Infame!!!
Resumiendo, no hay amistad desinteresada que un extraño a la profesión pueda mantener con los periodistas. Es triste pero es así y ello deben saberlo quienes comienzan esta dura pero apasionante labor de informar.
© Jorge Aguirre Charvet