Jorge Aguirre Charvet

(Presentación para Cuadernos de Chasqui 21, que se publicará en febrero de 2006)

El fenómeno del periodismo digital es una realidad que nos afecta cada vez más a quienes hacemos comunicación. Los nuevas tecnologías, sobre todo en el campo de la electrónica, han alterado por completo los usos y costumbres en prensa, radio, televisión y cine, por citar solamente las cuatro formas clásicas de hacer comunicación que reinaron con éxito en el pasado siglo.

Las nuevas generaciones -incluso las que nacieron a finales del siglo XX- no conciben un mundo sin computadoras o sin Internet. Las viejas maquinas de escribir constituyen una reliquia de museo, cada día se hace más y más radio y televisión digitales y ahora se puede producir cine en la comodidad del hogar, si se cuenta con los más actualizados software y hardware.

En la actualidad cualquiera, utilizando los nuevos recursos tecnológicos, desde el más impensado rincón del planeta, puede convertirse en un comunicador que asombre al mundo con temas de su conocimiento. Pruebas al canto: durante la guerra del Golfo, un ciudadano originario de Irak al que nunca se lo identificó, informó al mundo desde Bagdad, a través del Internet, sobre la conflagración que se abatía sobre su entorno.

Los periodistas acreditados en la zona de combate, tras informar para sus correspondientes empresas vía satélite, se refugiaban en hoteles o campamentos y, abriendo sus computadoras portátiles, transmitían al mundo entero vía Internet, en sus "weblogs", la visión particular y propia de la horrorosa guerra. En algunos casos las empresas para las que trabajaban los presionaron para que pongan fin a esa actividad.

Ignacio Ramonet, originario de la localidad española de Redondela, Pontevedra, en donde nació en 1943 y devenido en director del influyente periódico francés de opinión Le Monde Diplomatique, avizora que los periodistas están en vías de extinción. Su razonamiento que aun no ha sido rebatido o, por lo menos, puesto en debate, parte del supuesto real de que "estamos asistiendo a una doble revolución, de índole tecnológica y económica. Quizás estamos experimentando, en este momento, lo que podría denominarse una segunda revolución capitalista. Esta revolución comporta muchas transformaciones y modifica sustancialmente el mundo de la comunicación y, en particular, el ámbito de la información, en la medida en que da lugar a una entronización del mercado y a la mundialización de la economía".

A continuación el prestigioso colega ibero-francés se explaya sobre la teoría de la relación periodista: especie en extinción, de la siguiente forma:

"Teóricamente, hasta ahora, se podía explicar el periodismo de la siguiente manera. El periodismo tenía una organización triangular: el acontecimiento, el intermediario y el ciudadano. El acontecimiento era transmitido por el intermediario, es decir, el periodista que lo filtraba, lo analizaba, lo contextualizaba y lo hacía repercutir sobre el ciudadano. Ésa era la relación que todos conocíamos. Ahora este triángulo se ha transformado en un eje. Está el acontecimiento y, a continuación, el ciudadano. A medio camino ya no existe un espejo, sino simplemente un cristal transparente. A través de la cámara de televisión, la cámara fotográfica o el reportaje, todos los medios de comunicación (prensa, radio, televisión) intentan poner directamente en contacto al ciudadano con el acontecimiento. Por tanto, se abre camino la idea de que este intermediario ya no es necesario, que uno ya puede informarse solo".

Para apoyar lo dicho por Ramonet, que mejor que hacer la siguiente reflexión, resultado de una intensa práctica periodística. Hace una década (y conste que solo digo 10 años y poniendo como ejemplo a un país latinoamericano cualquiera) un periodista obtenía de una fuente -por decir- información sobre el comportamiento de la reserva monetaria internacional (RMI). En su máquina de escribir o computadora la descodificaba, elaborando una nota en lenguaje asequible para los lectores, la contrastaba con algo de esfuerzo con cifras históricas, dejándola a punto para que un artista elaborase el correspondiente gráfico sobre la tendencia del indicador, quedando entonces lista para ir el editor o jefe de redacción que la espulgaba o modificaba, para luego concluir en el diseño e impresión.

En la actualidad, el mismo periodista baja del Internet los datos de la RMI, los contrasta inmediatamente en el mismo web con las cifras del rubro para otros países de similar situación económica, consulta en la red la tendencia histórica de comportamiento del índice en períodos similares, ingresa a la página del Fondo Monetario Internacional para establecer si existe concordancia con las proyecciones para el periodo, vía correo electrónico obtiene reacciones y, por fin, redacta su nota. Para colmo, ordena a la computadora que en una hoja de cálculo traslade las cifras a un gráfico. Completado el texto y la graficación las envía –si es del caso– con un simple toque digital al editor quien puede complementarla con datos, gráficos o cifras y de inmediato, con otro toque digital, pasa a diseño en ruta a impresión y distribución.

Ese es el periodista de prensa de la actualidad: el periodista digital que aun interactúa, aunque como dice Ramonet, esta en vía de extinción. El periodista digital de radio, el de televisión, tienen sus particularidades propias. Y ahora hay el periodista digital del Internet, porque muchos medios tienen sus propias páginas en la red, con redacciones independientes que varias veces al día cambian la presentación y la noticia que fue de portada a primera hora de la mañana a la última de la noche desaparece o es solo de relleno. Y además, hay periódicos exclusivamente para Internet que los internautas los prefieren y tienen gran éxito.

Resumiendo, ha aparecido y está plenamente vigente, una nueva profesión: la del periodista digital y este "Cuaderno de Chasqui" busca desentrañar y hacerla asequible especialmente para algunos periodistas de nuestros países que muy lentamente están accediendo a las nuevas realidades tecnológicas y a su impacto en la que es la más hermosa y, al mismo tiempo, la más ingrata profesión, la de periodista.

Y la tarea para CIESPAL no es nueva. En los últimos cinco lustros en Chasqui y en varias de las publicaciones institucionales, el tema ya ha sido tratado. A quien lo cuestione lo invitamos a consultar, por ejemplo, Cuadernos de Chasqui No. 5, de mayo de 1985, en donde de mano del alemán afincado en Ecuador, Peter Schenkel, desarrollamos el tema "Efectos económicos de las nuevas tecnologías de comunicación. El caso de América Latina". Es que en CIESPAL, permanentemente, tomamos el pulso del mundo, en especial aquel de la comunicación, adelantándonos a los acontecimientos para exponerlos y explicarlos a quienes nos debemos: los comunicadores de América Latina y El Caribe.

© Jorge Aguirre Charvet