Jorge Aguirre Charvet

Sede de la OEA en Washington

Colombia logró un doble triunfo en la OEA el miércoles: no fue “condenada” por su operación militar del sábado como quería Ecuador y consiguió que una comisión del organismo regional compruebe, en el sitio, como la guerrilla colombiana opera en los países vecinos, en muchos casos, con la tolerancia de sus autoridades.

Durante la cita en Washington se mencionó que la guerrilla colombiana tendría por lo menos 120 campamentos en territorio ecuatoriano, al tiempo que se informó sobre las numerosas ocasiones en que Bogotá, por diferentes canales, informó a Quito sobre la presencia en Ecuador de varios jefes e integrantes de grupos armados ilegales.

Visto así el panorama resulta risible la afirmación efectuada por el presidente Rafael Correa, la noche del miércoles en Caracas. Dijo que “desea que la comunidad internacional condene al agresor y confiamos en ellos, pero si no lo hacen, sin medias tintas, sabremos hacer respetar nuestra soberanía y responder al ultraje".

La OEA no “condenó” a Colombia. Entonces, ¿cómo vamos a responder al ultraje? ¿Vamos a atacar Ipiales y matar y traer de vuelta a nuestro territorio al Alcalde de esa ciudad? Por qué la inveterada costumbre de decir estupideces como aquella de Fidel Castro y Hugo Chávez que a los guerrilleros se los atacó cuando dormían en pijama.

(En la selva tropical es imposible dormir en pijama sino solo con ropa interior y parece ser que cuando Chávez trató de derrocar a Carlos Andrés Pérez en 1992 lo sorprendió de madrugada, en la cama, con esposa, hijos y nietos y en pijama y Castro, en el asalto al Cuartel Moncada, en 1953, también atacó de madrugada contra gente en pijama).

Ecuador debe caminar con extremado cuidado ahora, tras la “operación fénix” del 1 de marzo, cuyas consecuencias se van a prolongar en el tiempo. Por ejemplo, ahora se sabe que la guerrilla tenia perfectamente identificados cuáles serian los agentes de la central de inteligencia estadounidense, CIA, en el equipo ministerial de Correa.

Por otro lado, el ministro Gustavo Larrea está en “capilla” tras revelarse que pacto con la guerrilla su protección y reconocimiento legal. La revista semana de Colombia dijo hoy que Larrea se reunió en la Embajada de Venezuela en Quito con contactos de las FARC y que envió a un asesor a entrevistarse en Sucumbíos con el guerrillero “Oliver”.

La versión respecto a que Larrea realizaba “gestiones humanitarias” es infantil y risible. Colombia informó que para realizar ese tipo de gestiones debió ser informada y eso nunca ocurrió y, lo más grave, que se entrevistó con un individuo fichado por la Interpol con “circular roja”, por lo que debió haberlo aprehendido, en lugar de conversar con él.

Larrea ha dicho que habló en una ocasión con Raúl Reyes y que no lo hizo ni en Colombia ni en Ecuador. Que raro. ¿En dónde fue la entrevista? ¿Quizás en Venezuela? Hay dos actas de las reuniones mantenidas por Reyes con ecuatorianos. La una con Larrea. La otra ¿quizás con José Chauvín en un hotel de Sucumbíos”, según Semana.

Colombia informó oficialmente que desde hace algún tiempo ha venido manteniendo coordinaciones sobre asuntos relacionados con la permeabilidad de las fronteras con los gobiernos de Brasil, Perú y Panamá, y no lo ha logrado con Venezuela y Ecuador. Es lógico. ¿Para qué? Ecuador y Venezuela coordinan con la guerrilla. ¡Que vergüenza!

La Policía internacional, Interpol, con sede en París, dijo a las autoridades ecuatorianas el 27 de junio del 2007 que Raúl Reyes, estaba en la localidad de Santa Rosa de Sucumbíos (Ecuador). Claro. Reyes tenia su cuartel en Sucumbíos y las autoridades ecuatorianas lo sabían y nunca hicieron nada, hasta que allí lo mataron el sábado.

Desde 2004 se han documentado 39 casos en los que miembros de las FARC han atacado a la Fuerza Pública colombiana desde Ecuador, con un saldo de 20 soldados y policías muertos y 16 heridos y un soldado secuestrado. El ataque más grave desde Ecuador se dio contra el puesto Teteyé, en el río Putumayo.

Desde 2006 Colombia ha enviado a Ecuador 11 cartas a través de la COMBIFRON, sobre la presencia de las FARC en nuestro territorio o sobre el ataque a miembros de las Fuerzas Militares de Colombia y Policía. Ecuador negó reiteradamente esa presencia y, en otras ocasiones, ni siquiera contestó.

Ahora, tras el rompimiento relaciones diplomáticas con Colombia, está suspendida la COMBIFRON que era un escenario militar para enfrentar los problemas de frontera. ¿Será acaso que la guerrilla, cuando dijo a Larrea que alguna fuerza pública de Ecuador le era hostil, se estaba refiriendo a la COMBIFRON?

El gobierno colombiano ha enviado 10 comunicaciones a autoridades ecuatorianas (COMBIFRON-Ecuador) y 16 notificaciones, todas ellas sobre la presencia de las FARC en Ecuador. Solo algunas de ellas fueron respondidas por autoridades diplomáticas o militares.

La cancillería de Colombia ha enviado a su similar de Ecuador, ocho comunicaciones, la primera con fecha 13 de abril de 2007 y la última de 25 de febrero de 2008, una de las cuales se refiere al ataque desde Ecuador a miembros de la Policía en Puente Internacional Río San Miguel.

La Armada colombiana también ha registrado contactos con grupos armados desde Ecuador: 31 informes desde abril 29 de 2004 hasta el 4 de febrero de 2008. Los ataques provinieron de los sitios Lorencito, Piñuna Blanca, Piñuna Negro, Lisberia, Bellavista, Angostura, Puerto Colón de San Miguel y Puerto Ospina.

Resumiendo, la misión que en representación de la OEA visite la frontera entre Ecuador y Colombia va a tener abundante documentación sobre la cual trabajar. Las repetidas denuncias colombianas precisarán, sin duda, los sitios exactos de la presencia de la guerrilla en Ecuador. Por allí es que deberá comenzar a trabajar la misión.

publicadas por Jorge Aguirre Charvet  # 3/06/2008