Jorge Aguirre Charvet

Como era previsible, el gobierno montó en cólera y lanzó “sapos y culebras” contra el diario El País de Madrid y la colega Maite Rico (una gordita horrorosa, seguramente, para el Júpiter tonante) por las asombrosas revelaciones del miércoles sobre la vinculación del Estado ecuatoriano con la guerrilla narcotraficante de Colombia.
Lo asombroso sin embargo fue que el “gran timonel”, el jefe del Ejecutivo no salió a “romper lanzas” contra el diario madrileño y su periodista, si en otra nota fue directamente implicado en la limosna que recibió su campaña electoral en 2006, de esa misma guerrilla, en el monto infame de 100.000 dólares.
Y mientras todo ello ocurría, el Ministro de Defensa de Colombia, Juan Manuel Santos, recibía parabienes en Washington por toda la operación contra la guerrilla y su colega estadounidense, Condoleezza Rice, visitaba Brasil, para felicitar a su gobierno por blindar la frontera con Colombia y no reconocer a la guerrilla el status de beligerante.
Cuando veremos nivel, categoría, en nuestros gobernantes. Está probado hasta la saciedad que los guerrilleros actuaban en territorio ecuatoriano. Un campamento perfectamente montado, construido en Ecuador, servia de “cuartel general” al virtual jefe de la guerrilla, ya que su anciano titular estaría internado en territorio venezolano.
De allí a concluir -y lo peor con fuentes- que existió y existe complicidad de las autoridades con la guerrilla hay un solo paso. Pero si además hay documentos en los que, como en el viejo Chicago, se ofrecen protección y garantías al accionar de los ilegales e, incluso, retirar a los mandos de seguridad que les sean hostiles.
Pero no. El mejor argumento es desautorizar a un periódico que se caracteriza por la seriedad de sus investigaciones. Claro. Hace unas semanas El País acusó a Venezuela de haberse convertido en un puerto de embarque de drogas a Estados Unidos y Europa y el gobierno de Caracas, igual, no supo articular una respuesta civilizada.Aquí no responde a El País el improvisado Jefe de Estado que tenemos. Lo hacen el médico que maneja los temas de defensa nacional y la experta en turismo a cargo de las relaciones exteriores, el comercio y la integración. ¿En manos de quiénes estamos, quiénes son los que nos representan?
Cuando nos dejaremos de las mismas zarandajas de siempre. Insultar, descalificar al que enrostra una verdad del tamaño de una catedral. Hay pruebas demasiadamente claras sobre el accionar de un Ministro que fue a negociar con ilegales. Se lo debe echar y no convertirlo en el acompañante oficial de misiones internacionales.
¿Qué los mandos militares que actúan en frontera están corrompidos? Pues hay que echarlos. No es que acaso se están gastando 100 millones de dólares anuales y una dotación de 11.000 hombres para cuidar el cordón fronterizo. ¿Por qué no se los organiza para que trabajen bien y no estén dedicados a chanchullos de poca monta?
Me pregunto: ¿cuándo el último gran descubrimiento de actividades ilegales en la frontera? Lo que se han descubierto son campamentos abandonados, pero nada operativo. Acaso ello no es mala seña de que “algo apesta en Dinamarca”. El hombre es corrompible ¿o es que acaso no se dan limosnas de 100.000 dólares a cambio de algo?
Así que dejémonos de ridiculeces y actuemos. Hay mucha gente, esa si de manos limpias, en los altos niveles de la administración pública. Claro que, muchas veces, el “gran timonel” no deja hablar a nadie, grita y descalifica a todos y las reuniones son largos monólogos sin sentido, en las que él es el único dueño de la verdad.
Han dicho que van a demandar a El País de Madrid. ¡Valiente argumento! Fájense los pantalones y conviértanse en buenos administradores. Están en el puesto no para hacer fortuna sino trabajar honradamente y con seriedad. Son los administradores de los negocios del Estado, no simples payasos que siguen como borregos al jefe de la troupe.