Jorge Aguirre Charvet

En Colombia no se da mucho crédito al ofrecimiento de Ecuador de enfrentar a la narcoguerrilla. Una muestra son estas dos caricaturas publicadas por los diarios colombianos La Opinión y El Periódico

Con suspicacia, por decirlo menos, fue recibida la declaratoria de guerra a la narcoguerrilla colombiana de las FARC, anunciada por el Presidente ecuatoriano Rafael Correa, que buscaría más bien reducir el impacto de la acusación que le hizo su colega de Colombia, Álvaro Uribe, de una supuesta “permisividad” de su parte con los ilegales.

El ministro de Defensa de Colombia, Juan Manuel Santos, con ironía, calificó de “maravillosas” las declaraciones de Correa, tras de lo cual se evidenció su desconfianza al decir que “ojala se cumplan”. Es que para Colombia, el comportamiento demostrado por el gobierno de Quito, demuestra absolutamente lo contrario.

Desde enero de 2007, con la asunción de Correa, no se recuerda operación alguna efectiva, militar o policial, desde Ecuador, contra las FARC, que no sea el “hallazgo” de campamentos abandonados. Están documentados, por el contrario, citas de alto nivel con los alzados en armas y entregas de aportes a los “amigos ecuatorianos”.

Para Santos, una efectiva acción de Ecuador contra las FARC, “sería el mejor de los mundos: nos facilita muchísimo, lograremos la paz más pronto y la plena felicidad de los colombianos”. En pocas palabras: el éxito de Colombia sobre la narcoguerrilla depende de que Ecuador también las combata.

“La paz se conseguiría más pronto si nuestros vecinos luchan contra esas organizaciones terroristas con la misma intensidad nuestra", reiteró Santos, quien ha sido criticado con dureza por los gobiernos de Ecuador y Venezuela, que lo consideran “guerrerista” y un “halcón”, es decir, partidario de confrontar bélicamente a la narcoguerrilla.

No hay que olvidar que en febrero, días antes de la operación militar colombiana contra el campamento que las FARC habían levantado en Ecuador, en Quito se realizó una reunión de la izquierdista “Coordinadora Continental Bolivariana (CCB)”, cuyo principal auspiciador es el gobierno venezolano.

Los delegados peruanos, que habían recibido ayudas venezolanas para viajar a Quito, fueron detenidos en la frontera entre los dos países, cuando emprendían el regreso. Los delegados mexicanos al encuentro de la CCB, afrontaron el ataque militar colombiano, precisamente cuando se hallaban de “visita” en el campamento guerrillero.

El inefable y bocón presidente venezolano, Hugo Chávez, reveló hace pocos días que otro grupo de participantes en la reunión de Quito de la CCB, tenía programa llegar al campamento guerrillero, incluido un jefe comunista argentino, pero que al conocer del ataque emprendió asustado las de villadiego.

Se ha publicado en Quito una versión respecto a que una alta dirigente del partido de Correa, la misma que en el pasado mantuvo contactos esporádicos con miembros de las FARC en Quito, “colaboró” en febrero con el envío de recomendaciones, en papel membretado, para la realización de la reunión de la CCB en la capital ecuatoriana.

¿Y por qué vincular a la cita de la CCB con las FARC y otra fauna similar? La revista colombiana Semana dijo en un informe que “la CCB ha sido hábilmente penetrada por las FARC, que no sólo están inscritas en la Coordinadora sino que acomodan su discurso a lo que motiva a muchas de las organizaciones” que la conforman.

Y una nota al margen: algo sobre lo cual muy pocos se preguntan es ¿qué ocurrió con la casi veintena de cadáveres que Ecuador rescató del campamento guerrillero que los militares colombianos destruyeron el 1 de marzo? Según algunos, podrían ser de extranjeros que tras asistir a la cita de la CCB en Quito fueron a “visitarlo”.

La reunión de la CCB en Quito fue su segundo “congreso” y asistieron 800 delegados, en su gran mayoría de Venezuela, Perú, Cuba, Chile, México, Argentina, Brasil, Bolivia, Uruguay, República Dominicana y Puerto Rico, donde el conglomerado ha establecido capítulos y grupos de apoyo.

Semana informa que la CCB tiene una permanente actividad de encuentros y foros en diferentes países y que, aunque en teoría no es una organización clandestina, no se hacen públicos los nombres de sus directivos y sólo se conoce a los organizadores de algunos eventos y algunos de sus teóricos de izquierda.

Según el diario El Comercio de Lima, la CCB es el brazo político-militar de la revolución bolivariana de Chávez y esto en un país en donde las controvertidas “Casas del Alba” venezolanas, que han proliferado en Perú, están sometidas a un intenso escrutinio por parte de los medios de comunicación, el Gobierno y el Congreso.

Así que, resumiendo, será encomiable que Ecuador enfrente de manera efectiva a las FARC cerrando la frontera a su ingreso o impidiendo que usen territorio ecuatoriano para descansar, abastecerse o recibir atención módica. Correa ha dicho que las enfrentará a sangre y fuego y las exterminará. ¡Excelso! Solo que ojala lo cumpla.